Y así lo sentí, cómo sí metieran cocaína en mis venas, algo incurable, directamente me llevaba hacía la muerte. Así te sentí a vos, como cada noche fría que me sentía en la soledad sin compañía alguna, sin refuerzo en mí última batalla, cómo sí me clavarán un puñal en la espalda, traicionándome sin importarte mis sentimientos. ¿Y mi corazón? Lo dejaste hecho trizas, sin piedad y sin preguntarme antes, lo tomaste y te aprovechaste de él, lo tiraste hacía la nada. Así trataste a todo lo que te entregué, mi corazón, mi alma en pena, mi forma de ser y todos mis órganos vitales te perteneces a vos, un maldito bastardo. Siguen siendo tuyos aunque no lo sepas aprovechar.